Hombre ahorra en hucha

La realidad del ahorro y las finanzas personales.

Prescindir de Netflix no te hará alcanzar la libertad financiera

¡Hola! Bienvenido de nuevo. En esta ocasión quiero contaros algunas realidades, a veces poco comentadas por otros autores, sobre las finanzas personales y el ahorro. Como ya os he dicho, esto es para todos a los que quieren aprender lo que nadie les explicó de las finanzas personales y como no puede ser de otra forma, comenzaré por el principio.

Es paradójico, pero los consejos y estrategias sobre ahorro sirven prácticamente de nada si no ganas lo suficiente.

  • Vaya jarro de agua fría, ¿no?
  • Puede ser. Pero quiero contarte las cosas desde el principio y no desde los resultados.

Piénsalo por un instante, si no tienes ingresos o son muy reducidos, difícilmente podrás ahorrar. No quiero decir que no se pueda ahorrar desde cualquier ingreso, de hecho, la mayoría de las estrategias de ahorro y de finanzas personales que te contaré son útiles y de aplicación desde el primer euro. Sin embargo, te recomiendo que mientras vas asimilando e incorporando a tus hábitos el equilibrio en las finanzas personales y el ahorro trabajes por incrementar tus ingresos, ya que a partir de ahí podrás hacer crecer tu patrimonio como una bola de nieve.

Anota, uno de tus primeros objetivos para mejorar tus finanzas personales debe ser incrementar tus ingresos.

  • Eres una máquina. Yo solo jamás habría podido llegar a esa conclusión. Por cierto, ¿me prestas tu máquina de imprimir billetes?
  • Ahora mismo la tengo estropeada. Pero puedes comenzar por formarte en áreas demandadas y que te permitan dar un salto en tu carrera, cambiar a otro trabajo mejor remunerado, promocionar en tu empresa o buscar ingresos alternativos mientras tratamos de arreglar la impresora de billetes.
  • Eso es fácil decirlo. Yo que tu iba arreglando la máquina.
  • Y difícil de conseguir. Implica esfuerzo, mover el culo y estar abierto a nuevos retos.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, siempre hay margen para ahorrar, pero no a costa de los 10 euros del Netflix o la tostada con jamón de los viernes (y similares… ya me entiendes). Los pequeños detalles son los que nos hacen disfrutar de la vida. Y, al menos, como yo lo veo: quiero vivir bien y tranquilo, pero no ser el más rico del cementerio.

Para comprender como ahorrar, y como organizar nuestras finanzas tendremos que entender un poco como funciona nuestro cerebro. La psicología juega un papel importante en nuestra capacidad para ahorrar.

  • ¿Qué dices? Anda, dame un poco de eso que parece ser bueno.
  • ¡Tranquilo pantera!, atiende.

¿Te suenan los productos a 9,99€, compra este coche por 6€ al día, o esa estantería situada al lado de la caja del supermercado repleta de suculentos manjares dulces por menos de 2€? Las personas tenemos una serie de sesgos cognitivos que afectan al dinero y como hacemos uso de él. Eso los marketinianos lo saben, y lo explotan con el único objetivo de que gastemos sin parar. ¡Ah! Y que con una sonrisa inmensa nos llevemos a casa toda clase de bienes que no necesitamos y que ni siquiera sabíamos que deseábamos.

Así que sí, las personas por sí no solemos ser racionales con el dinero.

Ahora que ya lo sabemos, lo comprendemos y lo asumimos, comencemos a trabajar desde este punto de partida

ESPERA 48 HORAS ANTES DE COMPRAR ALGO

¿Conoces esa sensación cuando compras un capricho? Esa sensación que recorre todo tu cuerpo y que te encanta. Las personas somos así. Nos encantan las emociones y el placer. ¡Y comprar caprichos es muy placentero! Vuelvo a recordar lo que te conté antes: los marketinianos lo saben y trabajan en ofrecerte una experiencia de compra que te haga gozar como un cochino en una charca de barro.

  • Eso del cochino me suena tela.
  • Tranquilo que a mi también. Por eso te contaré como hago para superarlo.

Te aviso, a veces no me funciona porque al cochino que llevo dentro le encanta la charca de barro.

Cuando necesito comprar algo, dedico tiempo a mirar y comparar hasta que decido donde comprarlo. A partir de ahí, espero 48 o 72 horas y no vuelvo a mirarlo. Pasado ese tiempo, si me sigue interesando lo compro. No te preocupes que, salvo contadas excepciones, lo que buscabas seguirá ahí pero tu impulso irracional por comprar y comprar se habrá calmado y podrás adquirir lo que buscabas con las ideas más claras.

UTILIZA EL DINERO EN EFECTIVO SIEMPRE QUE PUEDAS

Si nadie te lo ha contado antes, te lo cuento yo ahora: Que todo el mundo pague con tarjeta, transferencias o bizum es el sueño húmedo de los mejores banqueros y ministros de Hacienda.

  • En serio, pásatelo ya.
  • ¿No te lo crees? Pues escucha.

Cada vez que realizamos un pago por tarjeta, la entidad bancaria con la que trabaja la tienda se está frotando las manos con el porcentaje de comisión por el uso del TPV. Es decir, se llevan su trocito del pastel gracias a nuestros usos de las tarjetas. Y ya si pagamos a crédito, ganan por la parte del vendedor y del consumidor, es decir: tú y yo. Además, son capaces de establecer nuestros patrones de consumo y desarrollar productos a medida para que consumamos más y más.

  • No, si ya me decía mi madre que tenía que ser banquero. Esos si que saben.
  • ¿Y que tiene que ver aquí Hacienda?

Hacienda somos todos. Bueno, en mi opinión unos más que otros, pero eso es otro tema. Con todos los pagos bancarios existe una trazabilidad exhaustiva de los movimientos de dinero, ello implica la práctica desaparición de la economía sumergida y por tanto, el incremento de ingresos por recaudación de impuestos.

Además de todo lo que te he contado, los bancos saben que gastamos más cuando pagamos con tarjeta que cuando lo hacemos en efectivo. Ello se debe a que cuando pagamos con la tarjeta (ya sea la de plástico, desde el móvil o el reloj) el sentimiento de entregar nuestro dinero, que tanto trabajo nos costó conseguir, a cambio de ese bien o servicio se diluye muchísimo. Sin embargo, cuando utilizamos el dinero en efectivo percibimos muchísimo más el gasto y el “dolor” de desprendernos de ese dinero. Ello provoca que seamos más exigentes a la hora de elegir cuanto y en qué lo gastamos.

Por último, cuando salimos con efectivo, el presupuesto disponible es el que llevamos encima. Esto nos permite disociar el momento de elaboración del presupuesto (cuando sacamos el dinero del banco, que además supone un esfuerzo) del momento del gasto. Con la tarjeta disponemos de un presupuesto que abarca la totalidad de nuestros fondos y crédito.

Si quieres saber más, te dejo este paper, con un interesantísimo estudio en el que demuestran que el uso de tarjetas bancarias activa los circuitos neuronales de recompensa. Ello provoca que se incrementen las compras compulsivas, gastando más y pagando de más.

ESTABLECE UN PRESUPUESTO DE GASTOS

Ya lo decía el gran Adam Smith, “el único presupuesto bueno, es el presupuesto equilibrado”.

Pues eso. Fliparías si dedicaras un tiempo a repasar en que gastas tu dinero, yo ya lo flipé. Es alucinante la cantidad de gastos que tenemos y que no aportan nada. Te recomiendo que pases por el apartado Economía doméstica de la web y eches un vistazo. Entre otras cosas, allí encontrarás una plantilla Excel para analizar tus finanzas personales a partir de los movimientos de tu cuenta bancaria.

Establecer un presupuesto realista y ajustado te permitirá llevar el control de tus gastos. Y para empezar te hará consciente de todo aquello que pensaba que sabías y que has descubierto creando tu primer presupuesto.

  • ¿Presu-qué?
  • Establecer en papel (o en Excel) tus previsiones de gastos y ajustarte a ellas.

PÁGATE PRIMERO A TI MISMO

Lo que lees. Lo primero de cada mes eres tú, no te dejes para el final y págate primero a ti mismo.

Este clásico utilizado hasta la saciedad en finanzas personales es una de las estrategias con las que nunca fallo. Es la forma más sencilla de ahorrar, consiste en apartar el dinero presupuestado para ahorrar al comienzo del mes. Justo en el momento en que nos ingresan el salario.

Pagar primero a nosotros mismos, al ahorro, limitará el disponible para gastos. Todo ello puedes encontrarlo más desarrollado en la web, en la pestaña Ahorro. Te sugiero que des una vuelta por allí.

Con el ahorro, como con todo en la vida, siempre hay margen de mejora. Pero como decía a principio, no a costa de la tostada con jamón del viernes, el Netflix, o dicho de otra forma: de aquello que nos aporta la felicidad. Sino gracias a una gestión eficiente y consciente de nuestras finanzas personales.

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