¿Alguna vez te has preguntado por qué, a pesar de ganar un buen sueldo, siempre parece que no hay suficiente dinero a fin de mes? ¿O por qué el ahorro y las inversiones suenan como conceptos lejanos e inalcanzables para la gran parte de las personas? El artículo de hoy no es más que una reflexión personal sobre cómo muchos de nosotros, y me incluyo por supuesto en el grupo, nos convertimos en esclavos de un estilo de vida estúpido, uno que no solo drena nuestras finanzas, sino que también nos impide alcanzar la libertad financiera.
Como os digo, esto no es más que una opinión personal. Hoy no aprenderás nada técnico. Pero si te llama la atención el título, quédate y dedícale unos minutos a leerlo. La reflexión depende de ti.
En estas últimas semanas, varias conversaciones con diferentes personas me hicieron recordar que hace algo más de un año recibí un correo electrónico de una newsletter de finanzas y crecimiento personal que, tristemente no he podido encontrar de nuevo. Por suerte, guardé en las notas del móvil partes del contenido que me llamaron la atención e hice mis anotaciones personales, así que os lo contaré aderezado con mi toque personal. Me encantaría encontrar al autor para citarlo, si lo localizo, edito la entrada para enlazaros a sus perfiles. Volviendo al tema, ésta era una historia sobre un matrimonio que ganaban 10.000 pavos limpios cada mes, y a pesar de ello estaban medio arruinados. ¿Se puede ganar 10k€ al mes y estar arruinado? Pues según contaba este mail acerca del caso, sí.
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Esclavos de un estilo de vida estúpido: caso práctico
Él estudió química y trabaja como representante de una conocida empresa farmacéutica. Ella estudió medicina y ejerce como tal en la sanidad pública, además de en una clínica privada. En casa entran 10.000 euros limpios, mes tras mes.
Tienen un piso magnífico en una de las mejores zonas de la ciudad, con pistas deportivas, piscina y gimnasio privado.
Cuando se casaron, celebraron la boda del año. 10 años más tarde aún se recuerda como LA BODA.
Obviamente, también tienen una segunda residencia en una playa, en la zona de moda.
En el garaje, un Audi Q7 para los findes, un Mercedes CLA para ir al trabajo y una Vespa para ir al centro y a la feria.
Los niños van a un cole internacional y tienen contratada a una “nani” para que los lleve y recoja del cole y de las extraescolares.
Podría seguir dando detalles, pero creo que no hace falta. Nos hacemos una idea.
Y hasta aquí todo me parecía maravilloso. Si se lo pueden permitir, ¿por qué no? A fin de cuentas, de una forma u otra, al menos yo lo pienso así, la vida es para disfrutarla, y el dinero ayuda.
Pero, ¡ay, amigos! Ahora viene la segunda parte de la historia. La intrahistoria que contaba la persona que compartía este relato en su newsletter.
Resulta que todos los caprichos los compraban a crédito. Que para hacer frente a los gastos de la boda tuvieron que pedir un préstamo a devolver en 10 años. Y que, lógicamente, tenían sobre sus espaldas dos hipotecas inmensas de las dos viviendas.
Para pagar todas esas deudas y mantener un estilo de vida nivel Paris Hilton, a la pareja no le queda más remedio que trabajar de sol a sol. Él, viaja de lunes a viernes, y ella, compagina las guardias con las consultas privadas.
Es lógico, las matemáticas no engañan, saben cuánto necesitaban cada mes para mantener su nivel de vida y son absolutamente conscientes de que no pueden permitir bajo ningún concepto que sus ingresos mengüen sino más bien todo lo contrario porque el siguiente crucero, el próximo coche o la siguiente cena en el restaurante de lujo no se van a pagar solos.
Ganan 10mil pavos al mes y gastan 10 mil pavos al mes. Y no solo eso, sino que tienen “necesidades” como para gastar 20 mil pavos al mes. Como observaréis, están al borde del desastre financiero.
De cara a la galería, este matrimonio es la envidia de Instagram. Familia feliz, con hijos felices y éxito financiero. Pero de puertas para dentro… todo es muy diferente. Apenas tienen tiempo de disfrutar de su familia, de sus hijos. De las comodidades de su primera residencia, de las jornadas en su segunda residencia…
La pregunta es: ¿y esto es ser rico? Esto es un ser esclavo en una jaula con barrotes de oro. Es tener en tus manos la opción de elegir libertad y decantarte por esclavitud.
Y esta, señoras y señores, millennials todos, es una de las consecuencias de la sociedad en la que vivimos. Una sociedad financieramente inculta, drogada por estímulos continuos y fugaces, una sociedad en la que mucha gente relaciona el “ser” con el “tener”.
Una sociedad que, siendo de cualquier clase social quiere aparentar ser más. Una sociedad a la que los políticos le dicen que es clase media, y se lo cree, cuando la realidad es que probablemente sea clase media-baja. Porque ser clase media no solo es tener buena calidad de vida, sino disponer de una estabilidad y capacidad financiera decente.
Y os pongo varios ejemplos que seguro que os suenan. Comprar un móvil que vale más que lo que ganas en un mes, pero no pasa nada porque lo pagas cómodamente y sin intereses en 24 meses. Eso sí, le compras una funda de SHEIN de 3 euros. O que a pesar de que tu televisión funciona perfectamente, te apuntas el día sin IVA para comprar otra nueva que vuelves a financiar en otros tantos plazos. O que para pasar una semana en un todo incluido una vez al año, te ves en la necesidad de echar decenas de horas extra durante el resto de año. O peor, no tienes el dinero y pides un préstamo personal para financiar las vacaciones. Todo por subir una historia a Instagram y enseñar al mundo ¡tus maravillosas vacaciones!
Vivimos en una sociedad que se compra un Mercedes y cuando pasa el primer año le hace un seguro a terceros ampliado y le echa gasolina en la Low Cost de turno.
Creo que es para, al menos, reflexionar.
No es millonario el que financia productos de consumo con préstamos personales con el único objetivo de proyectar un status fake ante sus vecinos y compañeros de postureo.
Millonario es quién tiene opciones para decidir qué hacer con su familia, con su vida y con su dinero.
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La felicidad no está en el dinero sino en la libertad
¿Cuántas veces has escuchado: el dinero no da la felicidad? Todos hemos escuchado esto cientos, sino miles de veces. Y, al menos yo, pensaba que bueno no la dará pero que yo veo a pocos ricos tristes. Después de esta reflexión, me planteo que quizás la relación no era la más apropiada.
Resulta que un tipo llamado Angus Campbell, psicólogo y científico de la universidad de Michigan, se dedicó a estudiar qué hace feliz a las personas. Comenta este señor que la felicidad es un asunto complejo y muy personal, esto ya lo suponíamos. Sin embargo, y aquí está lo interesante, explica que existe un denominador común en lo que hace feliz a las personas. Y no, no es el dinero.
En palabras del propio Campbell: «Poder tener una fuerte sensación de controlar la propia vida es un indicador más fiable de tener un sentimiento positivo de bienestar que cualquier otra condición objetiva de vida que hayamos analizado«.
Más que el dinero. Más que el Audi Q7 aparcado en el garaje. Más que el piso en el barrio pijo. Más que el prestigio de tu trabajo. Más que la ropa cara. Más que las vacaciones de ensueño para subir historias a Instagram.
Por encima de todo lo anterior está tener el control para hacer lo que quieras, cuando quieras, con quien tú quieras. Esta es la variable dentro del estilo de vida que hace más feliz a la gente. Y no amigos, no consiste en no trabajar. Consiste en ir a trabajar porque te hace feliz y lo eliges, no porque necesites desesperadamente el dinero.
Cada día tengo más claro que la relación con el dinero depende más de la psicología que de conceptos financieros complejos.
No olvidemos nunca que el dinero por si sólo es papel. Con un trozo de papel nos limpiamos las manos y… bueno ya me entiendes.
Es el valor intrínseco que le otorgamos, su capacidad de darnos el control sobre nuestro tiempo y autonomía para elegir, lo que realmente da sentido al trozo de papel.
Disponer de un poco de dinero significa poder elegir un trabajo que te permita disfrutar de tu vida familiar, de tus amigos y de tus aficiones.
Tener un fondo de emergencia significa dormir tranquilo sabiendo que, si ocurre algo no planificado, tengo margen para solucionarlo.
El nivel más alto de riqueza, al menos para mí, está lejos del Q7 o el piso de lujo, es vivir sabiendo que puedes elegir. Hacer algo que quieras, cuando quieras y con quién quieras. Este es el mayor dividendo que reporta el dinero.
Es fácil caer en un estilo de vida estúpido. Todos lo hacemos. Pero con educación financiera, autoconocimiento y esfuerzo es posible liberarse de sus cadenas. Hoy os he trasladado una opinión muy personal sobre mi visión del dinero. Si te aporta algo cógelo y sino, déjalo ir. ¿Te interesa aprender más sobre finanzas personales? Suscríbete a la newsletter de Finanzas para Millennials. El que está fuera no se entera de las novedades y se pierde los contenidos exclusivos, así de sencillo. Y recuerda: ¡El camino hacia el éxito financiero empieza hoy!
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